miércoles, septiembre 07, 2005

1992: 5ta PARTE



El Gato Rebolledo fue quien me llevó a mi primera fiesta del DAE, que además era la primera de la temporada 92’. El DAE es la “Dirección de Asuntos Estudiantiles” de la Universidad Austral de Chile (se ve en la foto superior), un edificio incrustado en el centro del terreno del Campus Isla Teja. En éste lugar se encontraban las oficinas de los asistentes sociales y otros buenos para nada. El lugar fue construido para ser un estupendo local de fiestas, constando de 2 niveles, abajo con una pista del porte de una cancha de baby-futbol, arriba con pasillos con baranda que permiten mirar hacia abajo. El DAE era facilitado por la rectoría para que cada carrera, que tuviera su escuela en “La Teja”, organizara una fiesta y ocupara las ganancias en lo que se les antojara. Siempre se llenaban, y siempre fueron realizadas en día viernes…todos los viernes del año académico. Todo ese éxito se debía a los siguientes factores:

1. Era una excelente oportunidad para conocer gente del sexo opuesto y universitaria.
2. La entrada nunca superaba los $300 y en el interior el bar tenía precios más que módicos.
3. Ni siquiera tenias que entrar. Te podías quedar fuera tomando un trago con tus amigos(as), ya que nunca se vio a un guardia aparecer.
4. El ambiente, a pesar de lo propicio para los mandingas, era casi exclusivamente de universitarios y la verdad es que recuerdo bien pocos incidentes.
5. Por último, Valdivia es una ciudad que mantiene una población flotante que está compuesta en su mayoría por estudiantes...y para un estudiante no existe mejor panorama que ir a carretear de noche al mismo lugar en donde vas a estudiar de día.

Eso sí, terminaban relativamente temprano, sin excepción, a las 2 o 3 AM.



Ahí conocí a algunas chicas bien bonitas. Es más, con el Gato íbamos a puro triunfar, aunque salimos un montón de veces derrotados…jajaja!, pero nunca sin ganas de seguir la fiesta. Lamentablemente, una negra y triste noche, mi orgullo y una noble e incipiente borrachera juvenil me jugaron una mala pasada en la fiesta organizada por la carrera de Enfermería.

Con el Gato sacamos a bailar a 2 estudiantes de segundo año de la carrera que atiende enfermos y que presta su look para películas XXX. Los nombres de las chicas se los llevó el viento. La cosa es que las “lolas”, o al menos con la que yo bailaba, mostraba bastante interés, pero era la mujer “más dura”, “pacata” y “conservadora” que había tenido cerca.

, “que no, por que en público es feo”,

, “que no, por que solo se besa cuando hay un compromiso de por medio”.

En una situación diferente la habría mandado a freír monos al África en 2 tiempos, pero mi orgullo había sido atacado sangrientamente y no iba a aceptar un “no” de una mujer como ella…como bien dijo IAN GILLANno es el matar, sino la sensación de la caza”. Debo ser honesto, la chica no era bonita, con un físico que no es de mi tipo, pero, pero, pero, pero…¡Maldito alcohol!. La fiesta terminó y, a petición de ellas, nos fuimos a una discoteca del centro de la ciudad. La aspirante a enfermera no se movía ni un ápice de su postura inicial y entonces, cuando la luna llena asomo entre las nubes, mi boca fue más rápida que mi razón y se abrió para decir la estupidez más grande que haya lanzado hasta la fecha.

- Entonces “andemos” (para los del extranjeros, es algo así como estar de novios, pero en una forma muy light, de poco compromiso), yo voy a ser tu pareja, ¿Qué te parece?.

Me tiró en la cara el “SI” y acto seguido lanzó su humanidad sobre mi, tragándome a besos. En ese preciso instante mi razón se hizo presente y me “penqueó” de lo lindo, me hizo dar cuenta que había cometido el peor error de mi joven vida y para empeorar aún más la situación, los besos de ella no me gustaron nada de nada. Pero había dado mi palabra y yo no puedo renegar de ella, nunca puedo, así que tenía que apechugar y me dispuse a trabajar en ello. Cuando nos fuimos le pregunte donde vivía…con horror y ahogando un “¡no puede ser!”, escuché que decía “-en la calle Baquedano 800 y algo”…¡a menos de una cuadra de donde yo tomaba pensión!.

A la mañana siguiente desperté deprimido, con una sensación extraña, mezcla de tristeza, arrepentimiento y miedo. Apreté el botón de “Play” de mi radio y comenzó a sonar la canción “HOLD ON” de DEEP PURPLE. Parecía una señal, así que “Hold on” no más y hasta el día de hoy, al escuchar ésta canción, me acuerdo, no de ella, sino de la sensación de presión que me embargó al despertar.

Tenía que hacer algo, lo que fuera sin pasar a llevar mi sentido de responsabilidad hacia con ella, pero viviendo a metros de distancia, estudiando en el mismo campus, evadirla no era una tarea fácil. Fui canalla, lo admito. Llegaba a su cabaña, la cual compartía con 2 chicas más, todas feas por lo menos, por que no habría soportado a unas compañeras bonitas…es difícil de explicar, pero así es. Nos quedábamos dentro, conversando o ella hablando más bien. Me pregunto mil veces si quería salir a caminar y mil veces encontré una excusa para no hacerlo…que el frío, que un dolor de pies, etc., lo que fuera para evitar estar con ella en el mundo exterior. En la universidad le hacía el quite como fuera y para mi suerte nunca nos topamos. Por otro lado el único que sabía mi secreto era mi amigo Cristian “Gato” Rebolledo y en eso y otras cosas me apoyo 100%. Una noche especialmente fría me convenció y salimos a dar una vuelta. Era de noche, hacia mucho frió, así que las posibilidades de toparme con un conocido eran mínimas, pero el destino es un canalla y abusa de uno, ya que al doblar la primera esquina nos topamos con mi amigo y compañero de carrera Marcelo Bustamante. Mi primer pensamiento fue “¡¡KG!, de aquí la voz se corre por todos lados!!. Los presenté, conversamos un rato y sin soltarme la mano seguimos caminando. Finalmente Marcelito no le contó nada a nadie, pero me güevió pa’ callado durante un buen tiempo.

Como ya mencioné el Gato se portó un 7, ya que gracias a él logré safarme en varias oportunidades. Un día sábado en que supuestamente íbamos a ir a una fiesta, llamé al Gato, lo tome de un “ala” (en su caso podría ser de la cola) y juntos llegamos a la casa de la susodicha.

- Pucha!..¿sabes?...el Gato me vino a buscar por que tenemos prueba de cálculo el martes y …bueno, tenemos que estudiar duro y parejo…no lo puedo dejar botado, si vive tan re-lejos (con suerte a 20 minutos a píe).

Y ahí mismo el gato, con su mejor cara, moviendo la cabeza afirmativamente para enfatizar mis palabras…nos fuimos…directo a carretear.

Todo esto duró 2 semanas, pero eso no quita que fuera un calvario. Terminar fue fácil y decir las clásicas patrañas de siempre, “sigamos como amigos”, “no me siento listo”, etc., fue más sencillo aún…pero siempre me he sentido mal, muy mal de mi trato hacia ella.

Aprendí 2 cosas de la experiencia:

1. Cuando estás con alguien a quien no quieres y preferirías estar viendo una película muda alemana de 5 horas, a pasar 10 minutos con esa persona, entonces inevitablemente termina cayéndote mal…si…deagradablemente mal…y eso me pasó a mi.

2. Odio la pintura labial desde el primer beso que me dio la enfermera. La muchacha se ponía una capa sobre otra y al parecer la calidad no era de las mejores. Me dejaba colorado hasta los ojos y el sabor de esa cosa era realmente nauseabundo. A mis subsiguientes pololas les rogué que limitaran su uso solo a ocasiones especiales y felizmente así fue. Pero en esas ocasiones, cuando llegaban con labios pintados, me era imposible no escuchar la música de la película “Psicosis” y ver a la enfermera de labios pintados.



Finalmente las fiestas del DAE duraron todo 1992 y para 1993 habían sido suspendidas por la rectoría. Solo las conocí un año, su último año y aún así nunca las voy a olvidar.

PALOMO

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