jueves, agosto 25, 2005

1992: TERCERA PARTE


La tercera parte de ésta saga, continua con algo sumamente importante. Las personas que me encontré en mis primeros días como “mechón” de Ingeniería Acústica.
Después de ubicarme en la U. Austral, cosa nada fácil por lo laberíntico del lugar (campus Isla Tejea), me metí a la sala asignada. Por supuesto que estaba nerviosismo, no por ser una experiencia nueva, sino por la pregunta que flotaba en las miradas de todos…¿cuándo nos vienen a mechonear?. La primera semana no ocurrió el temido ritual, así que entre clase y clase fui conociendo a mis 44 compañeros. Converse con todos esa primera semana, claro que con algunos un poco menos, pero con el primero que llegue a entablar una charla con bisos de amistad fue con Carlos Pinilla (El Loncoche). El me presento a los que ya eran sus conocidos más cercanos, primero el Patricio Sánchez (pato), luego el Cristian Rebolledo (gato) y finalmente al “Villa” (por mas que lo intento, no me acuerdo de su nombre y el apodo viene de su apellido, algo así como Villalobos si mal no recuerdo). Días después se sumarían al grupo el Felipe Otondo (Thor) y su alter-ego Marcelo Bustamante (sosito). Cada uno tenía lo suyo:

Patricio Sánchez: Valdiviano, el payaso del grupo, con la risa más contagiosa que recuerdo, un caminar que lo destacaba y una agilidad mental sorprendente para las tallas de cualquier sentido. Rockero y fanático de Kiss y AC/DC. MAESTRO.

Carlos Pinilla: De Loncoche (a una hora de Valdivia), de sonrisa fácil, inteligente, un tanto resentido socialmente (sobretodo cuando se nos curaba), ni callado ni hablador y absolutamente sacador de quicio por un famoso dibujo que hacía en todos lados, incluyendo nuestros cuadernos, un dibujo que representaba una cruz de malta, pero más sicodélica. De gustos musicales que saltaban de lo progresivo a lo folklórico con desconcertante rapidez.

El Villa: Valdiviano, el chico bonito de grupo, el yerno ideal, educado, más bien callado pero bueno para el leseo. Lo recuerdo menos que a los demás por que fue el primero en abandonar y después de eso fue bien poco lo que lo vi.

Felipe Orondo: Nuestra versión de un escandinavo. Santiaguino. Sí el Villa era el bonito, el Thor (Felipe) llamaba la atención de las mujeres. Su porte, el pelo largo y rubio y con un rostro de esos que se ven en el los canales holandeses o de Dinamarca. Un genio de “puta madre”. Súper buen chato.

Marcelo Bustamante: De Valparaíso. El Pasivo, tranquilo, calmo, algo despistado, músico, folklorista y progresivo como “el Loncoche”. Era el que se involucraba en las infinitas peleas verbales con el Felipe, los demás simplemente no teníamos paciencia. Siempre con las manos en lo bolsillos, la sonrisa fácil y ocasionalmente barbón.

Cristian Rebolledo: Valdiviano. En poco tiempo se transformo en mi mejor amigo. Entre todos era con el que mayor tiempo compartía. Cuando había un carrete, podía faltar uno o más del grupo, pero nunca el Gato…a decir verdad, de 100 cosas que recuerdo haber vivido en 1992, el gato está presente en 98. No es fácil encontrar a alguien con quien te incorpores a un nivel tal, que basta con una mirada para entender que está pasando. Fuimos muy unidos, algunas personas creían que éramos hermanos y una muchacha de la carrera de Ingles sólo se convenció cuando le mostramos nuestras identificaciones. Fue el Gato el que me llevo a mi primera fiesta del DAE (1992, 4ta parte), fue el que me presentó a la mayor cantidad de gente, el que me ayudo un montón de veces, el que me introdujo en mucha música, el que me recibía en su casa, junto a su familia y el que compartió conmigo esas cosas que solo se mencionan a los mejores amigos. No quisiera en éste caso decir que fue uno de mis mejores amigos, mas bien quisiera decir que ha sido “el mejor”. Hoy por hoy las cosas se han ido enfriando, es cierto, pero cuando nos encontramos lo quiero tanto como lo quise en 1992 y como lo he seguido queriendo durante estos 13 años.

El grupo de los 7…así lo llamaba yo. Nos juntábamos a carretear y cuando las cosas se venían feas lo hacíamos para estudiar. Pero el carrete siempre estaba ahí. Recuerdo una noche en que estábamos el gato, el pato, el villa, el Loncoche y yo en el living de la casa del gato con los cuadernos abiertos, lápiz en mano un millón de problemas de Cálculo. Nos pusimos una meta, debíamos terminar unos 100 ejercicios y luego tendríamos nuestra recompensa. El premio a tremendo esfuerzo nos miraba desde la mesa de centro, nos llamaba, con esa postura, ese parche en el ojo y un sable en la mano derecha, diciendo, vengan…vengan….pero ya!. Para los que aun no adivinan cual era el premio, les puedo asegurar que ahora sería mas bien un castigo (principalmente para nuestros hígados), pero para entonces un Ron SILVER era tan bueno como el mejor de los wiskys. No creo que finalizáramos la proeza de los 100 ejercicios…nos tiramos a beber y a escuchar música…en un símil con una canción de “31 minuto” cabría preguntarse “¿Por qué no ponen nota por carretear?.

Caí preso por primera vez con parte del grupo. Por tomar en la calle, nada raro para esos años en Valdivia, que se jactaba de ser una de las ciudades más pacificas de Chile.
En una curada con el Loncoche, justo el día que tenía que toma bus a Santiago para el receso de semana santa, hicimos una pequeñisisisima fogata en el parque botánico de la Austral y para avivar el fuego no se me ocurrió otra cosa que tirarle algunos papeles inútiles que guardaba en la billetera. Ahí mismo se quemo el boleto de bus…el show que tuve que hacer para poder viajar esa noche.

Hay tanto y tan poco espacio. Los recuerdo a todos y aunque haya olvidado muchos detalles, sin duda éstas personas son uno de los factores más importantes para que considere el año 1992 como el mejor año de mi vida.

Para finalizar éste capítulo quiero saludar con un sincero abrazo, el cual espero darcelo en persona el sábado cuando nos juntemos, a mi amigazo Cristian “Gato” Rebolledo Cárdenas que se encuentra de cumpleaños éste viernes 26 de agosto. Salud hermano!!!!...y espero que ésto sea un pequeño regalo para ti.

Foto: Gato a la Izquierda y Pato a la derecha. Comaprtiendo una copita de brandy.

PALOMO

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Estoy casi segura q es el mismo Marcelo q conocí en "El Portal" de Valpo, al menos coincide con la definición resumida del q conocí.

"Marcelo Bustamante: De Valparaíso.
Hola leí esto y
El Pasivo, tranquilo, calmo, algo despistado, músico, folklorista y progresivo como “el Loncoche”. Era el que se involucraba en las infinitas peleas verbales con el Felipe, los demás simplemente no teníamos paciencia. Siempre con las manos en lo bolsillos, la sonrisa fácil y ocasionalmente barbón".

no se si es el mismo, si lo es, le deseo un feliz cumple no atrasado por q lo llame el 28/12/06 y le envío un afectuoso abrazo.
Ojalá nos veamos pronto desde el azul.

Coté.-

7:21 p. m., enero 01, 2007  

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