1992: 4ta Parte

Lo terrible del mechoneo es no saber como, cuando y que te van a hacer. A nosotros nos hicieron esperar hasta la tercera semana y cuando ya pensábamos que, por algún devenir del destino, nos habíamos librado, ocurrió lo inevitable.

La carrera de Ing. Acústica, en aquellos años, tenía clases en 3 sedes diferentes. La mayoría de ellas en el campus Isla Teja, otras pocas en el campus Miraflores (un monumento a lo feo) y otras en el Conservatorio de Música de Valdivia. Fue en ésta última donde nos emboscaron. Estábamos en clases de “lectura musical”, con un profe que, lo juro, era igual a Beavis (de Beavis & Butthead). La puerta de la sala se entreabrió y aparecieron unas manos haciendo el signo de las tijeras. Ahí nos dio cagadera surtida. Uno que se asusto más que el resto abrió la ventana y salto a la calle para huir hacia la libertad, pero el costalazo no se lo saca nadie, por que la sala estaba en el segundo piso. El profe dio por terminada la clase y acto seguido entra la manada de acosadores. En mi curso había varios que tenían el pelo largo y eran justamente esos los más sufridos.

Un tipo de 2° año se paró sobre una mesa y en un discurso preparado nos instruyo en 2 cosas importantes:

1. A los de Acústica no se les corta el pelo, por que es parte del “culto”.
2. Nos enseñó los gritos de la carrera, que eran pocos y fomes, ya que acústica no rima con ninguna mierda. A saber:

(Grita uno solo, con buenos pulmones y diciéndolo muy rápido) –“Pesco un facho culia’o lo tiro pa’rriba le doy una vuelta y me cae aquí – i!!!(gritamos el resto) – pesco otro facho culiaó lo tiro pa’rriba le doy una vuelta y me cae acá – a!!! (gritamos todos otra vez) – (ahora todos juntos) A-CUS-TI-CA IN-GE-NIE-RI-A A-CUS-TI-CA!!!!” y el otro, si mi memoria no falla era – (nuevamente grita uno solo) “¿Quién se culió a la Martíca? – (ahora todos) ACUSTíCA!!” (nótese el acento en la i)…sólo por que no lo recuerdo bien, aunque creo haber participado, le voy a dar todo el crédito a mi amigo y Carlos Pinilla (Loncoche) de haber inventado el único grito decente y verídico que hubo alguna vez. Aunque ignoro si aún se seguirá usando. “Flojo, volado y cocido…¡¡Escuela de Sonido!!”.

Después nos pintaron la cara con el símbolo de la carrera, que era una llave de sol de la cual escapaban unas ondas, &))), como para que se hagan una idea. Nos tiñeron rubio parte del pelo, nos sacaron la ropa (incluidas las 5 mujeres del curso), nos pusieron una bolsa de basura como única indumentaria, jugamos a las clásicas estupideces, elegimos como reina a la “Pinina” (la más bonita de las 5) y nos sacaron en fila india a la calle. Caminamos por General Lagos hasta llegar a la plaza de la República y ahí nos tuvimos que poner a “machetear” hasta juntar $1500, que era el precio del rescate de nuestras pilchas. Mirado con la perspectiva que da el tiempo, la cosa no estuvo tan mala, pero en ese momento fue un puto calvario.

Con el dinero recolectado se organizó el tradicional “chupicidio acústico” en el parque botánico. Nos juntamos los de 1ro y 2° año, se trajo “la” caja de pisco, “la” caja de bebidas y “las” garrafas de vino tinto y blanco. Los de 1° sólo podíamos tener acceso al vino y los de 2° al pisco, pero a la larga era tan fácil que te llegara un vaso conteniendo uno u otro líquido. La cosa partió de día y termina bien de noche, cuando no se veía ni penca, así que fue ahí cuando descubrí que el botánico de noche puede ser un laberinto digno de película de magos y dragones.

Se nos vino la “semana mechona”, un montón de actividades y, por supuesto, las clásicas alianzas. Como mencione anteriormente, Ing. Acústica tenía clases en 3 sedes diferentes, pero la escuela se ubicaba en el campus Isla Teja, siendo la única ingeniería “dura” o matemática que no tenía su sede en el feo campus Miraflores. Por lo mismo, nuestra alianza se componía de carreras bien dispares a la nuestra (Bioquímica, Alimentos, Parvularia, etc.). Sin duda la alianza más poderosa y organizada era la de Ingenierías del campus Miraflores, quienes nos odiaban, o mas bien, nos tenían celos, ya que estábamos en el Campus Top y ellos en la pocilga. La cosa es que cuando lanzaban sus gritos de alianza, al finalizar cualquiera de ellos, gritaban - ¿¡Y ACÚSTICA!?...¡¡NO…PICO!!. Nosotros teníamos cero opción de hacer mella con nuestras 45 gargantas y pobres gritos, no les ganábamos ni cagando a los 400 de las otras ingenierías…la verdad es que yo creo que nuestros esfuerzos solo alcanzaban a llegar a un radio de 30 metros. Éramos como un peo en una chanchera, ¡¿quién chucha nos iba a notar?!.

Al final de esa semana sólo quedó una clara e innegable verdad, expresada de extraordinaria manera por un grito. “FLOJO, VOLADO Y COCIDO….ESCUELA DE SONIDO”.


PALOMO