PRELUDIO: PUEBLA

Hace años tengo problemas de insomnio, nada graves por suerte, pero hay días en que simplemente no puedo pegar pestaña y la mejor solución es poner la tele en algún canal en español, cerrar los ojos e imaginar la escena según el dialogo. Así, al ratito estoy raja, pero todo tiene efectos secundarios y en este caso son los sueños. Al dormir con la tele prendida el subconsciente capta lo que esté ocurriendo. Así he soñado que me cae una bomba nuclear en el dedo chico del pie, solo por que en el History Chanel estaban hablando de la bomba nuclear. Pero hay ocasiones en que todo resulta bien, me acuesto y me duermo rápidamente…pero parece que son esos los días en que justo a alguien se le ocurre llamarte a la hora del “cuatro letras”. Ayer fue el turno de Rony. Supongo que lo hizo por el post que le dedique esta semana, pero la verdad es que no llegue a contestar. El teléfono estaba lejos y hacía un frió de puta madre, así que no me levante. Esa costumbre es clásica en los carretes…uno se cura y llama a los amigos…yo lo hago de vez en cuando, así que no lanzaré la primera piedra.

Otro que tiene esa costumbre es el CRISTIAN PUEBLA. Nunca llegamos a tenerle un sobrenombre, simplemente era "el Puebla", aunque eventualmente alguien le decía “Jonhy Bravo”…bastante cercana la comparación.

Como ya había escrito antes, cuando entré al 5to semestre de mi carrera, me encontré con un racimo de compañeros nuevos, entre los cuales estaba el protagonista de esta historia. Como rápidamente me hice de un grupo de amigos, y con un puñado para mi es suficiente, al Cristian lo obvie, además que se la pasaba pegado a la “Katy” (actual polola de Ricardo Rodríguez) y, al parecer, sin mucha intención de hacer migas con otras personas. Igual conversamos una que otra vez…pero yo ya había decidido que no me interesaba conocerlo. Pero un día, Cristian quiso limpiar su imagen y nos invito (al grupo TOP por supuesto, compuesto por: Richy, Lucho, Carlos y yo + el Roger Saa) a una cabaña que su familia tiene en San Alfonso, Cajón del Maipo. ¡Que nos dijeron!...armamos el cuento para el fin de semana…2 días…3 garrafas (éramos pobres ¿ok?)…pisco…carne...longas...costilla con y sin aji...cigarros…el Roger llevo sus “cuetes”…lentes de sol…sacos de dormir…animo…todo eso estaba listo. Nos juntamos en el INACAP un sábado a las 10:00 AM…de por sí, el Cristian ya nos caía bien e íbamos con el mejor de los ánimos para conocerlo e integrarlo como un amigo…las 11:00 AM, estábamos todos, menos el dueño de la cabaña…11:30 AM, ya no nos caía tan bien…nos conseguimos el teléfono de su casa y su madre nos dice que estaba durmiendo…ya lo odiábamos…apenas puso su oreja en el teléfono empezamos a darle…¡Ya po´ weón, hasta que hora te esperamos!, fue lo mas suave que le dijimos…por suerte vivía cerca del instituto, así que a las 12:15 PM partimos a la dichosa cabaña. 1 ½ hora de viaje. Como era fin de semana, la micro va llena y entre ellos unos pasteles con una radio de proporciones con un casete de tecno-trance déle que suene…pa´ matarlos!.

De los sucesos que ocurrieron en ese paseo me voy a referir en un posteo dedicado a la casa de San Alfonso. Los muñecos me matan si no cuento el incidente con el tambor que casi me sacó la mano y las curaciones de emergencia con vino tinto. Basta con decir, que a pesar del incidente del atraso (que en realidad no fue eso, la verdad es que el simio ni se acordaba que nos tenía invitados), el Cristian se portó un 7…y a pesar de no beber ni una gota de alcohol (para ese entonces), el mono compartió con nosotros como uno más…aún así, ésta no es la ocasión en que el Cristian se integro a la comunidad del IPC-10 97, sino que fue cuando viajamos todo el grupo a la playa por primera vez. Para otro día.

PALOMO